Para el cineasta y escritor chileno, Patricio Guzmán, "un país sin documentales es como una familia sin álbum de fotografías". Nadie lo pudo haber dicho mejor. ¿Cómo imaginar cómo eran, qué hacían y hasta qué sentían nuestros bisabuelos sin el mínimo registro de una imagen suya? Complicado. La realidad registrada deja huella, construye memoria y arraigo. “Una buena investigación es esencial para ejecutar un buen proyecto (documental)”, aseguró en una entrevista José Cohen, realizador en Cactus Film & Video.
Por otro lado, Nanook, el esquimal, es considerado el primer documental en la historia. Creada en 1922, esta pieza “muda” fue dirigida por el estadounidense Robert J. Flaherty. En un primer intento por plasmar la vida de un hombre inuit, el cineasta partió a vivir al Ártico durante poco más de dos años. Su propuesta final incluyó una narrativa sencilla, tomas del paisaje y diversas tramas de ficción. Como sea, este material marcó la pauta –y perfeccionamiento– de cientos de documentales que hoy conocemos.
Pero volvamos a las razones por las que te recomendamos entrarle con todo al cine documental.